Lectura del santo evangelio según san Juan (21,20-25)
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
Reflexión
Llegamos al fin del Evangelio escrito por Juan, también conocido como el apóstol amado.
Era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador. Fue precisamente en un día de pesca y, cuando el Señor acabada de llamar a pedro y Andrés, cuando también lo llamó a él.
Es el más joven de los doce Apóstoles, y con toda probabilidad en el que más confiaba Jesús.
A pesar de las dificultades, siempre fue fiel al Señor, estuvo al pie de la cruz, compartió la muerte del Señor y también fue el primero en llegar al sepulcro, Jesús le confió a su madre y es el único en reconocerlo.
Su Evangelio lo escribió algún tiempo después de la Ascensión de Jesús y dijo:
<<Todas estas cosas las escribo para que podáis creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, al creer, tengáis la vida en Su nombre>.
Seguir a Cristo no es un camino fácil, ni siquiera lo fue para los Apóstoles que escucharon la palabra de Dios directamente de Jesús.
Seguirle implica muchos compromisos, a tener la mirada puesta en Jesús, a conocerle en profundidad, escuchar su voluntad, vivirlo en los sacramentos... Pero el Señor no deja de llamar, a todas las edades y a través del tiempo, sigue buscando personas a las que confiarle su Iglesia, su familia, sus ovejas. Y aunque hoy en día, el mundo es demasiado ruidoso y parece difícil escucharle, Él es paciente y cuando un amigo llama hay que responder.
Yo creo que todos tenemos una parte de la imperfección de Pedro y una parte del Apóstol ejemplar que fue Juan. Pero mientras sirvamos al Señor con amor y dedicación, Él apreciará nuestro esfuerzo.
Necesitamos la luz del Espíritu Santo para estar un poco más cerca de parecernos a la figura del Discípulo amado.
Mañana es Domingo de Pentecostés, el Espíritu Santo va a descender sobre los cristianos. Pidamos para que nos enseñe a servirle como Jesús necesita y que descubramos la forma de responder a la llamada de Jesús.
Hoy te dice: Tú, sígueme. Sé valiente y hazlo, porque no hay alegría más grande que vivir con los ojos puestos en Él.
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