Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
Reflexión
Hoy el evangelio nos da una gran lección. Jesús pregunta en tres ocasiones si le ama y tres veces Pedro reafirma su fe. Sin embargo, esta conversación se relaciona con las tres veces que Pedro negaría al Señor.
Y la verdad, que todos somos Pedro. Muchas veces pensamos que tenemos una fe fuerte, que Cristo es nuestro Maestro, que confiamos en él... Pero cuando llega las dificultades de la vida, dudamos de Él, dudamos de su existencia e incluso dudamos de nosotros mismos.
Ajustamos a Dios a nuestra vida, en lugar de hacer que Él ocupe el primer lugar ante todo.
Somos débiles y cometemos errores. No escuchamos al Señor cuando lo que nos dice no es acorde a lo que pensamos. Nos hacemos daño los unos a los otros y hablamos del Evangelio pero no lo hacemos testimonio de nuestra vida.
Y si realmente tuviéramos que elegir entre nuestra vida o negar al Señor, muchos nos aferraríamos a la vida por encima de todo y lo negaríamos.
Somos Pedro. Somos personas imperfectas.
Pero lo más bonito, es que Jesús ya lo sabe. Te conoce más que tú mismo y ya sabe como vas a reaccionar antes de que llegues hacerlo. Aunque uses una máscara en el mundo, a Él nunca podrás ocultarle tu verdadera realidad. Pero nos ama tanto, que a pesar de todo a cada uno de nosotros nos da una misión en el Reino. Y el mar no sería lo mismo si le faltara una gota, así mismo, todos y cada uno de nosotros somos únicos y especiales en el mundo y para el Señor.
Él confía en ti y por eso te encomienda algo que solo tú puedes hacer. Por ejemplo, en el Evangelio, convierte a Pedro en el pastor que cuide de sus ovejas.
Todos tenemos un don que el Señor nos ha regalado , por lo que es necesario que lo descubramos y lo pongamos al servicio de la familia cristiana.
No te preocupes si a veces estás a punto de perder el camino, reza y pide perdón a Jesús, en su infinita misericordia, Él ya sabe tus pecados pero cuando eres valiente y reconoces tu error, te acoge con amor.
Roguemos esta noche para que dentro de nuestra imperfección, cada día aprendamos a estar un poco más cerca del Señor y seamos capaces de cuidar de esta misión que Él nos ha dado a cada uno de nosotros. Y para que las ovejas que se alejan del pastor, puedan reencontrarse pronto con Él.
No sé si alguien te lo habrá dicho hoy, pero eres una persona muy importante para el mundo, único e irrepetible, y si el Señor confía en ti... ¿Que mayor bendición puede darte la vida?
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